2 de enero de 1888. Ese día no sucedió nada de particular.
6 de enero. Ese día no sucedió nada de particular.
15 de enero. Ese día no sucedió nada de particular.
1 de abril. Emma Elizabeth Smith, de profesión ama de casa (de casa de chicas especializadas en sado; especificamos porque hay muchos tipos de amas), compra un kilo de tomates en el mercado de Whitechapel y varios le salen pochos.
3 de abril. La señorita Smith es asaltada en la calle Osborne, junto a la tienda de ropa interior de tallas grandes, por tres hombres calvos, que no eran Jack «el Destripador», como dedujo la policía del hecho de que el dicho destripador era un solo señor y no tres.
7 de agosto. Martha Tabram, vendedora a domicilio (de sus propios encantos) recibe treinta y nueve puñaladas, todas ellas mortales, lo que quiere decir que murió treinta y nueve veces, lo cual, les aseguramos, no resulta agradable y menos cuando hace calor. El hecho sucedió en George Yard, una calle especialmente mal empedrada, lo que añadía crueldad al crimen. La policía no sospechó que el autor pudiera ser Jack «el Destripador» porque por aquel entonces Jack «el Destripador» aún no había comenzado sus asesinatos y no lo conocía nadie.
8 de agosto. La temperatura sube mucho en Londres y los vendedores de helados ganan mucho dinero, lo cual no tiene nada que ver con esa cronología, lo reconocemos.
16 de agosto. Jack «el Destripador» todavía no ha aparecido por ninguna parte.
31 de agosto. Se acaba el mes de agosto de aquel año.
1 de septiembre. Se descubre el cadáver de Mary Ann Nichols en Buck’s Row. Tenía tenía dos libras esterlinas en el bolsillo y un par de cortes limpios en la garganta. El abdomen también estaba hecho una pena. Las autoridades llegaron a la conclusión de que el que la había matado era un asesino y que la había destripado con un instrumento que podía ser un cuchillo o una cuchara. Tras un estudio de las heridas, se constató que el arma homicida tenía bastante filo, con lo que la teoría de la cuchara asesina fue abandonada a las pocas horas.
8 de septiembre. Se encuentra a una nueva víctima: Annie Chapman, en la calle Hanbury. Al igual que ocurriera con Nichols, tenía dos incisiones en la garganta, aunque a diferencia de la otra no eran limpias, porque el muy guarro del asesino no había lavado el cuchillo, que contenía restos de ketchup, como se supo tras minuciosos análisis de laboratorio. Los forenses dictaminaron que o bien el perpetrador del homicidio se había llevado el útero de la víctima como recuerdo o bien que ésta carecía de tal órgano por alguna razón u otra.
14 de septiembre. Ese día no se descubre ningún cadáver mutilado, lo que resulta un alivio, porque los agentes de Scotland Yard estaban ya todos de los nervios.
30 de septiembre. Tienen lugar los asesinatos de Elizabeth Stride y de Catherine Eddowen, dos señoritas decentísimas que habían salido a dar un paseo de madrugada por el Dutfield’s Yard, que no era ni mucho menos un sitio con tan mala reputación como se ha venido diciendo. Stride murió a consecuencia de un corte en el cuello, pero su abdomen estaba intacto, lo que podría significar tres cosas: 1) el asesino no fue Jack «el Destripador»; 2) alguien le interrumpió en su macabra tarea antes de que pudiera rajarle a su víctima las partes bajas; 3) se le olvidó hacerlo.
30 de septiembre también. Cuarenta y cinco minutos después de encontrar el cadáver de Stride, la policía se da de bruces con el de Eddowen, al que no vieron en un principio porque la chica era menudita. Estaba tirada en Mitre Square, tenía los cortes de rigor y le habían extirpado el riñón izquierdo mediante un procedimiento muy eficaz.
1 de octubre. Se recibe en Scotland Yard una carta firmada supuestamente por Jack, adjudicándose los asesinatos y tomándoles el pelo a los detectives encargados del caso. La policía la publicó para ver si alguien reconocía a su autor por su caligrafía o sus faltas ortográficas, pero sin éxito. La carta venía acompañada de un trocito de riñón y el autor aseguraba que se había comido el resto del órgano frito con cebolla. Finalmente se supo que todo aquello había sido una martingala urdida por un periódico para aumentar su tirada.
3 de octubre. Joseph Lawende, un vecino de por allí que practicaba con su trombón por la noche por pura maldad de corazón, declaró en comisaría haber visto a una mujer hablando con un hombre rubio, feo y de aspecto sucio. Como tal descripción coincidía con el 97% de los habitantes masculinos de Londres, la investigación no avanzó demasiado.
9 de noviembre. Aparece en Miller’s Court el cadáver sin vida de Mary Jane Kelly (¡qué estupidez!: «cadáver sin vida» es un pleonasmo con un castillo; de haber parecido un cadáver con vida habría sido el primer caso documentado de zombies y se hubiera armado un revuelo importante). A la pobre Mary la habían rajado de norte a sur y le habían sustraído sin su consentimiento expreso absolutamente todos los órganos abdominales, el corazón y seguro que alguna cosa más que la policía no echó de menos debido a la confusión del momento y a falta de una denuncia concreta por parte de la despojada. Se dio orden a los agentes de policía de que siguieran el rastro de cualquier hombre sospechoso que llevase al hombro un saco de grandes dimensiones, porque en algún sitio hubo de meter el criminal todos aquellos entresijos que le había arrebatado a la víctima. Se catalogó este asesinato como el quinto, basándose en el hecho indiscutible de que ya se había habido cuatro anteriores, y se les dio a los cinco el nombre de «asesinatos canónicos», para diferenciarlos de los otros hechos a la buena de Dios.
11 de noviembre. Los cerebros pensantes de Scotland Yard se reúnen para llegar a conclusiones definitivas sobre los crímenes. Tras comerse unos emparedados a cuenta del contribuyente, los dos especialistas (porque los cerebros pensantes de Scotland Yard no era nada más que dos) deciden que el asesino es un destripador y le adjudican ese apodo. También optan por llamarle Jack, como podían haberle llamado otra cosa, aunque Jack «el Destripador» sonaba mejor que Perico de los Palotes «el Destripador». Consultados los oficiales encargados de la investigación, no se llegó a ninguna conclusión útil, pero mientras que unos pensaban que los cinco asesinatos fueron cometidos por una sola persona que era la misma, otros no sostenían la misma versión, sino que pensaban en varios asesinos, alguno de los cuales podía ser el mismo en el que pensaban las personas que pensaban que era sólo una persona, no siendo los otros los mismos, sino personas diferentes. Ahora bien, las personas que no pensaban lo mismo que las personas que pensaban que el asesino era el mismo, pensaban que eran varias personas que no eran las mismas que las que habían asesinado a las mismas personas que fueron asesinadas por la persona o personas que las personas que pensaban que eran las mismas pensaban que lo habían hecho, lo cual no contribuyó aclarar nada.
20 de diciembre. Se descubre una sexta víctima, Rose Mylett, en Clarke’s Yard, un barrio también de los de no te menees. Esta mujer fue estrangulada, lo que podría significar que Jack «el Destripador» se había dejado el cuchillo en casa, lo cual a casaba la perfección con su perfil psicológico de hombre olvidadizo y descuidado.
17 de julio de 1889. En Castle Alley aparece el cadáver de Alice McKenzie. Tenía unos cortes muy chapuceros, que parecían provenir de una mano inexperta, lo que dio lugar a varias teorías. Pudiera ser que el asesino no fuera Jack, sino un imitador bastante torpe, por cierto. O quizá Jack actuó acompañado de un becario o aprendiz al que enseñaba el oficio de asesino en serie. También era posible que el criminal pasará por horas bajas, estuviera bajo los efectos del alcohol o le doliera el estómago en aquel momento porque algo que comió le hubiera sentado mal. El caso era que el asesinato estaba hecho con muy poco cuidado y desilusionó bastante a los múltiples fans y seguidores que Jack se había ganado ya en el Reino Unido.
10 de septiembre. Se encuentran varios trozos de una mujer acá y acullá, y se le achaca el crimen a Jack «el Destripador», que no dio ninguna rueda de prensa al respecto, ni siquiera un mísero comunicado, ni confirmando ni negando el hecho.
13 de febrero de 1891. El cadáver de la última víctima aparece en Swallow Gardens, junto al estanque de los patos, con un corte en la garganta y una verruga en la nariz (aunque se dictaminó que la verruga estaba ya de antes).
16 de febrero. Se detiene a James Thomas Sadler, acusándole de ser Jack «el Destripador» en sus ratos libres. Sadler juró con una mano puesta sobre los estatutos del «Reform Club» que era inocente, por lo que se le dejó en libertad, ya que las autoridades británicas no iban a dudar de la palabra de un gentleman inglés.
21 de marzo. Se constituye el «Comité de Vigilancia de Whitechapel», formado por vecinos voluntarios, pero con fondos del ayuntamiento, que patrulla por las calles por las noches, parando sistemáticamente en todas las tabernas para preguntar a las gentes de allí si han visto u oído algo fuera de lo habitual.
24 de marzo. El caballo «Black Friar» gana una carrera en el Royal Ascott, por dos cuerpos de ventaja. (Esto no tiene nada que ver con la investigación sobre los crímenes, pero es que en esos días ya no hubo noticia alguna que tuviera la más remota relación con Jack «el Destripador» y sus juergas pinchantes.)
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