Pepe Viyuela

 


           Otro señor tremendamente achuchable como artista y como persona es Pepe Viyuela, que hizo las delicias del país con sus números mudos cómico-circenses y que ahora nos ha demostrado que es un grandísimo actor en cualquier medio en el que intervenga.

          Mi encuentro con él fue lo más parecido a un coup de foudre (vulgo flechazo, aunque en el buen sentido y dentro de lo decente). Le admiraba como mimo, me encantó la personificación que hizo de mi abuelo en el documental Imprescindibles: Jardiel, de Televisión Española y ya está. Le había saludado por cortesía en algún estreno teatral en el que coincidimos, pero no había hablado con él.

          Pero quiso la diosa Fortuna –que siempre se las apaña para liar las cosas, aunque esta vez lo hizo para bien— que la editorial que había publicado una de mis múltiples recopilaciones de cuentos inéditos de Jardiel invitara a Pepe a que presentara el libro. El acto era en Málaga y, por ello, coincidimos ambos en el tren. Antes de salir propuso que tomáramos café y nos lo tomamos allí, de pie, en el vagón-restaurante. Nos pusimos a charlar y de pronto estábamos en Málaga (son tres horas y media de viaje). El tiempo se nos había pasado “como por ensalmo” (como escribiría un autor de esos que emplean tópicos sin parar.

          (No se nos ocurrió en aquel momento la posibilidad de pedirle a RENFE que nos devolviera parte del importe de los billetes, ya que no habíamos hecho uso de los asientos en todo el viaje.)

          Este dato dará al lector una idea de las muchas cosas que resultamos tener en común y lo agradable e interesante que tuvo que ser nuestra charla cafetil en posición erguida. Durante el trayecto tuvimos ocasión de hablar de todo lo humano, de todo lo divino e incluso de lo demoníaco.

          Aquellos dos días lo pasamos en grande. Nos metimos el uno con el otro alegremente en medio de la presentación del libro y dijimos todas las tonterías que se nos ocurrieron, con el consiguiente deleite del público. Si alguien cree que exagero, puede ver en la web el vídeo del acto (del libro Jardieladas, de la editorial Barrett).

          Nos hemos visto otras veces e intercambiado libros (porque no lo había dicho, pero Viyuela es también un excelente escritor, autor de poesía y novela. Hemos organizado juntos homenajes a Jardiel y siempre he disfrutado de su compañía.  

Y, risas aparte, otra cosa que me encanta de Pepe es su sincera cercanía a la gente. Haciendo tiempo en Málaga para que empezara el dichoso acto, decidimos que habíamos tomado poco café aquella tarde y que ya era hora de enmendar eso. Caminamos por unas callejuelas desconocidas y entramos en un bar que era la antítesis de la sofisticación, para decirlo de una forma poco ofensiva.

Obviamente, no hubo ni merienda ni nada, porque todos los parroquianos de inmediato le reconocieron y comenzaron a darle palmaditas en la espalda, a preguntarle cosas, a pedirle autógrafos y a hacerse fotos con él. Pues Pepe se mostró encantador con todo el mundo durante tres cuartos de hora sólidos. Contestó a todo lo contestable, firmó todo lo firmable, autografió todas las servilletas que le pusieron delante y fotografiose repetidamente. Hizo absolutamente de todo menos tomar café y lo hizo sin perder la sonrisa ni un momento, sino agradeciendo de corazón el cariño de aquellas gentes que agradecían los buenos ratos que con su arte les había hecho pasar.

Así es que queda dicho: según mi modesta opinión, aparte de un artista como la copa de un pino, Pepe Viyuela es una bellísima persona, por si alguien tenía alguna duda al respecto.

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