Cuento un mito que conmueve
que trata del dios Ganesha,
que es, como ya ustedes saben,
deidad de la inteligencia
en el panteón hindú
y es un niño con cabeza
de elefante, un animal
al que se le considera
sagrado y que se vincula
con deidades muy diversas
como Lakshmi o como Indra
o el Buddha, según se cuenta.
Pues según refiere el mito,
según dice la leyenda,
el dios Ganesha es el hijo
de la divina pareja
formada por Shiva y Párvati
(diosa de la fuerza ella
y él, de la transmutación
que hay en la naturaleza,
del yoga y del ascetismo)
y hermano de Karttikeya,
quien tiene por simbolismo
ser la deidad de la guerra
contra el mal. Pues bien: tuvieron
una pequeña pelea
ambos hermanos por ver,
cruzando el cielo, cuál era
más veloz y cuál podría
hacer la circunferencia
del universo más rápido,
dando a los mundos la vuelta.
Karttikeya, deseoso
de vencer en esta prueba,
montó en su pavo real
y empezó a cruzar la esfera
de los cielos con premura,
por dar la vuelta completa.
Ganesha, en cambio, quedó
reposando con paciencia,
sin emprender el viaje,
quieto, inmóvil y a la espera.
Cruzó Karttikeya el cosmos,
dejó atrás a los planetas;
constelaciones, galaxias
le vieron pasar por ellas
y al cabo de un tiempo eterno
se dirigió hacia la meta.
Cuando vio que se acercaba
su hermano entre las estrellas,
Ganesha circunvaló
a velocidad muy lenta
el trono donde sus padres
contemplaban la proeza
y dijo al recién llegado:
«Yo he vencido en esta apuesta,
porque, para mí, mis padres
vale la Creación entera
y son todo mi universo;
no hay realidad más inmensa
para mí, por eso ansío
estar siempre en su presencia.»
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