Contra la prosa

¿Por qué se publican libros y más libros que nadie lee? ¿Por qué corren ríos de tinta en los periódicos sobre cualquier chuminada? ¿Por qué Internet está lleno de morralla verborreica? ¿Por qué?

Por una única razón: porque escribir en prosa es muy fácil y ya lo hacen todos, cualquier hijo de vecino. (No quiero decir con esto que todos seamos en realidad hijos de nuestro vecino, que conste. Creo que esta expresión, tomada literalmente, no deja en muy buen lugar a nuestras madres.)

He aquí mi solución: prohibir de una vez por todas la prosa en todas sus modalidades, bajo penas graves (no prisión de ésas las que se sale enseguida, sino trancazo en la base del cráneo con maderas de probada solidez) y permitir únicamente la publicación de versos aceptablemente medidos y rimados, nada de ese verso blanco con el que los prosistas han venido presumiendo de poetas sin serlo.

De este modo, con mi plan «Rima o calla», sólo publicaríamos los que de verdad sabemos escribir.

Y en un diario cualquiera, por ejemplo, se podrían leer cosas como éstas:

 

«Teatro de la Zarzuela.

Jovellanos, 4. Metro

Banco de España. ¡Este viernes

un sensacional estreno!:

El huésped del sevillano,

de don Jacinto Guerrero.

El horario de taquillas:

de 12 horas al comienzo

de la representación.

Con carné joven, descuento.»

 

***

 

«Toros. Crónica taurina

de la Plaza de Las Ventas,

que anteayer hubo corrida,

la segunda de la Feria

de Aniversario, con toros

de la estirpe ganadera

de El Pilar, excepto uno:

el de José Luis Pereda,

muy desiguales, mansotes,

deslucidos... una mierda

(con perdón). César Rincón:

estocada baja, media

atravesada (silencio);

el Morante de la Puebla

cuatro pinchazos (gran bronca)

y luego el otro, el que queda,

César Jiménez, que dio

estocada baja (oreja).»

 

 

***

 

«Ruega a Dios en caridad

por el alma de Don Pedro

López Ruiz, que falleció

en Madrid el 3 de enero

del corriente, a los setenta

y ocho años de edad, habiendo

recibido de manera

muy estricta el sacramento

de la extremaunción. Sus hijos

Luis, Juan, Roque, Filiberto,

José, Francisco, Miguel,

Federico, Antonio, Néstor,

Carmelo, Borja, Felipe,

Andrés, Remigio y Alberto,

y sus hijas Carmen, Rosa,

Ana, Lucía, Consuelo,

Martirio, Clara, Esther, Concha,

Juana, Virtudes, Remedios

y Marta (creo que están todas)

te guardan en el recuerdo.»

 

Todo esto sin olvidar el suculento campo del verso publicitario que se abre ante nosotros, pues el arte de Calíope su puede adaptar perfectamente a todo tipo de panfletos y escritos. Un ejemplo para el prospecto de un jarabe:

 

«Medicina es Tetmosol

que tiene monosulfato,

algo de bicarbonato

y casi nada de alcohol.

Cuenta en su composición

de apariencia alabastrina

con clorato y efedrina

en debida proporción.

Cura este medicamento

muchos y diversos males:

gripes, trastornos renales,

catarros, magullamientos,

epilepsias y neurosis.

Al tomar el preparado

téngase mucho cuidado

en no rebasar la dosis.

que el Tetmosol es producto

de efecto tan penetrante,

que, si abusa, inoperante

puede dejarle un conducto,

Ponga sólo diez gotitas

en un vaso de agua fría

y cuatro veces al día

tómelo a cucharaditas.

¡Verá qué bien que le sienta

a su ser depauperado!

Tiene un olor perfumado

y, además, sabor a menta.»

 

 

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