Al salir de clase (amores entre treintañeros que aún van al instituto).
Alma de acero (moribundo que hace cosas raras porque ya todo le sale por una friolera).
Aquí no hay quien viva (el universo vecinal hispano en toda su podredumbre moral y cultural).
Benny Hill (las groserías sexuales de un reprimido).
Breaking Bad (exaltación gratuita del delito por el delito).
Buffy cazavampiros (serie considerada por la «crítica especializada» como una de las mejores series de televisión de todos los tiempos; sin comentarios).
C. S. I. (engañifa laboral en la que un solo señor sabe hacer doscientos trabajos diferentes que en la vida real hacen doscientos señores).
Californication (serie cuyo título lo dice todo sobre su contenido: el qué y el dónde).
Caravana (colonos blancos dispuestos a quitarles sus tierras a los indios por el artículo 27).
Dallas (culebrón de ricos y pobres, igualmente odiosos todos, en medio de campos petrolíferos).
Doctor en Alaska (para vivir aventuras sin moverse del sillón y ver nieve estando calentito en casa).
Downton Abbey (ingleses edwardianos que se empeñan en seguir siendo victorianos).
El ala oeste de la Casa Blanca (propaganda muy difícil de creer sobre la eficacia del presidente de los Estados Unidos y su equipo).
El coche fantástico (demostración de que las máquinas siempre cometen menos errores que los humanos, se diga lo que se diga).
El equipo A (donde se ilustra que hay muchas formas distintas de ser bruto).
El pájaro espino (historias de curas enamorados, pero no entre sí, sino de chicas).
El show de Dick Van Dyke (donde se demuestra que un listo vale más que mil tontos).
El túnel del tiempo (viajeros temporales que acaban siempre cayendo en la Alemania nazi).
Friends (amigos insoportables que comparten piso).
Gossip Girl (demostración de que la amistad entre mujeres no existe ahora ni ha existido nunca).
Heidi (melodrama familiar, pero con muy poquita familia).
Homeland (terrorismo de los de fuera y de los de dentro, ya que no te puedes fiar de nadie).
Hostal Royal Manzanares (linamorguismo en estado puro).
Juego de tronos (prueba de que la ambición política funciona de verdad incluso en los mundos de mentira).
Juncal (torero jubilado que no sabe cuántas son dos y dos).
La isla de Gilligan (náufragos que se enfrentan a problemas tan estúpidos como ellos).
Las chicas de oro (la obsesión sexual de la tercera edad).
Los ángeles de Charlie (demostración de que las chicas también arrean lo suyo).
Los ladrones van a la oficina (la España casposa de los bares y los pinchos de tortilla).
Los Soprano (jarro de agua fría para los que han idealizado el oficio de capo de la mafia).
Los Tudor (decapitaciones y otras porquerías de la historia).
MacGyver (serie policíaca patrocinada por las ferreterías para vender más).
Mad Men (publicistas que fuman, beben, se suicidan, fornican, hablan mal de los compañeros y no hacen casi nada más al cabo del día).
Médico de familia (hogar donde solo pasan cosas agradables para que los espectadores no angustien por nada).
Mi amigo Flipper (evidencia de que el ser humano no es ni de lejos el animal más listo del planeta).
Mr. Bean (otra demostración de la estupidez humana).
Mujeres desesperadas (amas de casa de esas que se supone que pueden hacer varias cosas a la vez, pero que se ponen histéricas y acaban no siendo capaces de hacer ni una sola).
Perdidos (serie de fantasía en los que los más perdidos son los guionistas, que van dando tumbos de un planteamiento argumental a otro, sin saber qué hacer con sus personajes ni explicar de dónde han salido).
Raíces (melodrama africano de esclavizados y desesclavizados).
Rin Tin Tin (otra demostración más de la estupidez humana, por si con las dos que ya hemos mencionado antes no fuera suficiente).
Sandokán (historias de ingleses malísimos e indios peores todavía a los que vencía un malayo rubio de ojos verdes).
Séneca (andaluz supuestamente sabio que es experto en decir lugares comunes a todas horas).
The Mentalist (medium sin poderes, que la única capacidad que tiene es que se fija mucho, como los búhos).
The Office (el mundo laboral dirigido por los menos indicados para hacerlo: ¡la vida misma!).
Vacaciones en el mar (las mil y más situaciones liosas que pueden darse entre los tripulantes de un crucero).
Verano azul (adolescentes haciendo adolescenticidades en la playa).
Viaje al fondo del mar (cursillo apresurado para aprender a usar el periscopio de un submarino).
Xena, la princesa guerrera (feminismo de fantasía, pero con trompazos reales).
Yo soy espía (serie de espías muy poco hábiles en su oficio, pues si son espías, lo último que deberían hacer es decirlo abiertamente ya desde el título).
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