Reseña de Desce mi celda. Cita a las nueve, de José Luis González Subías

 

José Luis González Subías: Desde mi celda. Cita a las nueve, Éride Ediciones, Madrid, 2024, 106 págs.

 


En este volumen se incluyen dos obras de exquisita factura, publicadas por el sello Éride, que tanto está haciendo por la recuperación y el mantenimiento de nuestro teatro. Con ediciones cuidadas y elegantes, a la par que con voluntad didáctica y completista, esta editorial ha lanzado varias colecciones (clásicos de siempre, estrenos de Mérida, autores modernos y teatro sin estrenar) que se han convertido en un sólido pilar bibliográfico de nuestra escena.

José Luis González Subías, destacado estudioso del teatro romántico, con varias publicaciones críticas de reconocido mérito en su haber, se lanza con esta publicación a contribuir al acervo dramático actual y su amplio conocimiento de la dinámica teatral —basado en miles de lecturas— le lleva al éxito, pues sus dos obras —por más que radicalmente diferentes en subgénero, tema y estilo— muestran una calidad que nos hace desear que continúe por el camino de la escritura creativa, pues críticos hay muchos y muy competentes, pero dramaturgos de su habilidad, desgraciadamente no tantos.

Desde mi celda es un claro y directo homenaje a Gustavo Adolfo. En este monólogo, con una sutil mezcla de material original y uso de la intertextualidad, el autor condensa lo mejor de las Rimas y las Leyendas del poeta sevillano. Se consigue en este texto una elegante amalgama de lengua moderna y romántica, manteniendo esa sencillez becqueriana que con el más sencillo de los registros lingüísticos consiguió conmover y emocionar a varias generaciones de lectores de gustos diversos. González Subías ha logrado engarzar fragmentos bellamente reescritos (la rima V, «Espíritu sin nombre», la leyenda «El rayo de luna» y otros) y elaborar con ellos un engranaje poético-narrativo que, complementado con danza y música como parte inseparable del espectáculo, proporciona a los lectores placer sumo, aparte de servir como síntesis perfecta del sentimiento y la sensibilidad románticos.

En cuanto a la segunda obra —Cita a las nueve, a la que el autor define acertadamente como «espera dramática»—, de ambientación moderna, se trata de un drama psicológico «de confesiones en una situación crítica», que nos recuerda otras obras de este estilo, como La mariposa que voló sobre el mar, de Jacinto Benavente, o Siete gritos en el mar, de Alejandro Casona. Se trata del encuentro en catorce momentos —un interesante uso del tiempo como ente narrativo— de cuatro personajes complejos y extremos, con sus respectivos secretos que se van revelando a medida que avanza la acción, un planteamiento escénico de gran dificultad, que precisa de un conseguido texto y una meticulosa dirección, y que implica un enorme reto actoral, pero que, al mismo tiempo, representa la expresión de uno de esos momentos que puede hacer verdaderamente memorable una representación, que da al actor una oportunidad perfecta de lucimiento y que no puede lograrse en el mundo cinematográfico, sino que precisa de la magia de la actuación en vivo y en directo como experiencia única.

Hemos de destacar el eficaz manejo del diálogo, con un realismo que contrasta con la prosa poética de la otra pieza, y un no menor dominio de la acotación, tan imprescindible para que la personalidad y el estilo del autor no se pierdan durante puesta en escena. González Subías la emplea con soltura y mantiene de esta forma su intención narrativa y el objetivo poético de su trama.

En definitiva: un volumen en el que un texto sirve de contrapunto al otro y en el que ambos hablan por sí solos de la solvencia dramatúrgica de su autor.

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