¡Muera la literatura oprimida!

 


La escritura tradicional ya no mola. Desde hace tiempo está de capa caída. Hay que ponerse al día y yo, generosamente, doy la receta para puntuarla como es debido.

He empleado como base ejemplificante un fragmento del poema de Rubén Darío Cyrano en España. Helo aquí:

 

He aquí que Cyrano de Bergerac traspasa

de un salto el Pirineo. Cyrano está en su casa.

¿No es en España, acaso, la sangre, vino y fuego?

Al gran gascón saluda y abraza el gran manchego.

¿No se hacen en España los más bellos castillos?

Roxanas encarnaron con rosas los Murillos,

y la hoja toledana que aquí Quevedo empuña

conócenla los bravos cadetes de Gascuña.

 

Esto no es sino mala literatura, rígida, acartonada, encorsetada en falsos parámetros y normas. Hay que liberarla. Hay que despojarla de todo lo que la oprime. ¡Hagámoslo! ¡Ya!

Para empezar, el verso con rima, medida y ritmo se considera propio de antiguos hipopótamos de la literatura. Como nosotros no queremos que nos motejen de tales, eliminamos la forma versificada, prosaizamos e intentamos que cuele.

 

He aquí que Cyrano de Bergerac traspasa de un salto el Pirineo. Cyrano está en su casa. ¿No es en España, acaso, la sangre, vino y fuego? Al gran gascón saluda y abraza el gran manchego. ¿No se hacen en España los más bellos castillos? Roxanas encarnaron con rosas los Murillos, y la hoja toledana que aquí Quevedo empuña conócenla los bravos cadetes de Gascuña.

 

El siguiente paso es la eliminación de mayúsculas, preconizada —entre otros— por la austriaca Elfriede, ganadora del Nobel del 2004. Así que, convencidos de que las mayúsculas no son sino restos putrefactos de un pasado lingüístico que todos queremos olvidar cuanto antes, las hacemos limpiamente desaparecer.

 

he aquí que cyrano de bergerac traspasa de un salto el pirineo. cyrano está en su casa. ¿no es en españa, acaso, la sangre, vino y fuego? al gran gascón saluda y abraza el gran manchego. ¿no se hacen en españa los más bellos castillos? roxanas encarnaron con rosas los murillos, y la hoja toledana que aquí quevedo empuña conócenla los bravos cadetes de gascuña.

 

Si no nos sentimos aún lo bastante modernos, suprimimos la puntuación y los acentos, imitando al genial Guillaume Appollinaire, y así parece nuestro poema mucho mejor que el último capítulo del Ulises, de James Joice.

 

he aqui que cyrano de bergerac traspasa de un salto el pirineo cyrano esta en su casa no es en españa acaso la sangre vino y fuego al gran gascon saluda y abraza el gran manchego no se hacen en españa los mas bellos castillos roxanas encarnaron con rosas los murillos y la hoja toledana que aqui quevedo empuña conocenla los bravos cadetes de gascuña

 

Lo que pasa es que la gente que hace eso se dedica a un «quiero y no puedo» de la literatura: les falta valor. Yo, que no soy nada cobardica, propongo suprimir también los espacios entre palabras. ¡Más original todavía!

 

heaquiquecyranodebergeractraspasadeunsaltoelpirineocyranoestaensucasanoesenespañaacasolasangrevinoyfuegoalgrangasconsaludayabrazaelgranmanchegonosehacenenespañalosmasbelloscastillosroxanasencarnaronconrosaslosmurillosylahojatoledanaqueaquiquevedoempuñaconocenlalosbravoscadetesdegascuña

 

(Ya no se me ocurre de qué más prescindir.)

¡Ah, bueno! Todavía se puede quitar otra cosa.

¡¡¡¡Las letras!!!

Ahora el poema queda así:

 

 

 

 

 

 

 

 

(¿No es mucho más bonito y hasta minimalista?)


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