El ladrón que fue a la radio


 Transcripción de una entrevista radiofónica a un conocido delincuente. Debido a las altas posibilidades de error por lo mal que pronuncian los locutores, no nos hacemos responsables de la fidelidad del texto transcrito.

 Locutor: (Hablando al micrófono.) Señores radioyentes, hoy es un día especial para nosotros, pues en nuestro espacio «La de cosas que pasan» contamos con un colaborador de excepción. Como todos ustedes saben, nuestro programa es un espacio pionero en temas de seguridad ciudadana y hemos traído aquí en otras ocasiones a destacados profesionales que velan por nuestra seguridad. Hoy, sin embargo, y que me perdone mi distinguido contertulio, tenemos con nosotros al que podríamos denominar cariñosamente nuestro «enemigo natural», ya que se trata de un caballero que desempeña la profesión protegida en tiempos clásicos por el dios Mercurio. Para decirlo de una vez: contamos hoy con la presencia de un verdadero ladrón profesional, con muchos años de trayectoria, pocas condenas y gran experiencia en el tema que nos ocupa. Por una cantidad módica ha tenido a bien enfrentarse al micrófono y ponernos al tanto de las peculiaridades de su profesión. ¡Buenos días, amigo ladrón! ¡Le damos cordialmente la bienvenida!

Ladrón: (Hablando con marcado acento andaluz.) ¡Musha grasia, mu amable!

Locutor: ¿Usted es?

Ladrón: Leopordo.

Locutor: ¿Y viene de?

Ladrón: De la provinsia de Pontevedra.

Locutor: ¿Cómo? Pero, ¿usted no es andaluz?

Ladrón: ¿Yo? ¿De ande se ha sacao usté que yo sea andalú, vamo a vé?

Locutor: ¡Hombre! Lo he deducido del acento.

Ladrón: ¿De qué asento?

Locutor: Del suyo.

Ladrón: ¿Der mío? ¿Que yo tengo asento andalú, dise usté? Pueh no me había fijao. Vamo, que nunca me lo ha disho nadie. É la primera notisia que tengo.

Locutor: Así que es de Pontevedra.

Ladrón: De Riansho, pa ser esacto. Yo he nasío a un tiro de piedra de la Ría de Arosa.

Locutor: ¿Y sus padres...?

Ladrón: No. Mi padre no son gayego como yo.

Locutor: ¡Ah, bueno! Eso explica lo del acento.

Ladrón: Mi padre son de Cuenca loh doh; y a musha honra.

Locutor: Bueno, lo dejaremos así, porque si no, no acabaremos nunca. Advertimos a nuestros oyentes que hemos entrado en contacto con don Leopoldo a través de otro profesional de nuestra cadena, Enrique Gallud Jardiel, que dirige un consultorio sentimental en horario de madrugada. ¿Es Enrique Gallud el que se pone en contacto con usted, ¿no es así?

Ladrón: Enriquiyo, sí. Yo le yamo Enriquiyo porque no conosemo dehde shavale.

Locutor: ¿Y cómo le ha convencido para que viniera a hablar de su profesión?

Ladrón: La cosa é que yo le debía un favó. Verá usté: er tenía un vesino que se fue de viahe. Y er Enriquiyo me avisó sin perdé tiempo. Me yamó y me diho: «Vente deseguía, que no hay moro en la cohta y va a podé entrar mu fásirmente.»

Locutor: ¿En la casa del vecino?

Ladrón: ¡Claro ehtá! Y yo entré y arramblé con er ordenaó, con dinero, una joyita... Me yevé hahta la Thermomí, no le digo a usté má.

Locutor: ¿La Thermomix?

Ladrón: Sí, pero ésa no la vendí luego; preferí quedármela yo pa mí porque salen mu rico lo puré y yo, que ehtoy delicao der estómago, me he afisionao a lo puré. ¡Qué gran cosa la Thermomí, ¿eh? ¡Hahta macarrone con shoriso se pueen hasé!

Locutor: Bien. Si no le importa, podríamos ya entrar en materia. Háblenos de su forma de trabajar.

Ladrón: Bueno, yo no tengo ofisina, si é eso lo que pregunta. Yo trabaho a domisilio.

Locutor: Como todos los cacos.

Ladrón: Eso é: caco. Ésa é la palabra correcta. ¡Qué guhto da tratá con gente que tiee una curtura, como usté!

Locutor: ¿Y está usted en activo? ¿Ejerce usted actualmente?

Ladrón: Pue sí, sí. Mire: er otro día, sin í má leho...

Locutor: (Interrumpiéndole.) No hace falta que me lo cuente.

Ladrón: ¿No quiere que le cuente la cosa? ¿No se trataba de hablá sobre cómo prevení lo robo en la casa? Pue ¿quién mejó que un profesioná der ramo pué contá cómo se puee o no se puee robá en una casa, verda uhté?

Locutor: ¿Y viene usted a la radio y no tiene problema en declarar que es usted un ladrón?

Ladrón: É que é lo que soy.

Locutor: Sí, pero, ¿no tiene miedo de que le oigan y le detengan?

Ladrón: A mí me han asegurao que ehta emisora no la ehcusha ni Dió. Así é que parese que no hay peligro.

Locutor: ¿Ha estado usted en la cárcel alguna vez?

Ladrón: ¿Yo? No. Yo soy ladrón, como ya le he disho, pero entavía hay clase. Hahta er momento yo he sabío organisarme mu bien pa que no me trinquen.

Locutor: Vaya, pues deseo que le siga acompañando la suerte. Y ahora tenemos que meternos ya en harina.

Ladrón: Venga. Ehtoy impasiente.

Locutor:  Perdone, pero con todo lo que me ha contado, se me ha ido el santo al cielo y creo que no le he preguntado su apellido.

Ladrón: Rata. Mi nombre completo é Leopordo Rata, pa servirle.

Locutor: ¿Rata? Será Rato.

Ladrón: No, Rata.

Locutor: ¿Rata es apellido?

Ladrón: No; é apodo. Pero é que mi apeyido no me guhta demasiao.

Locutor: ¿Pues, cuál es su apellido?

Ladrón: Hurtao. Y, teniendo en cuenta mi profesió, pué no é lo má adecuao, ya usté comprenderá. Lo compañero hasen burla, se ríen de uno...

Locutor: Me hago cargo. Bien, señor Rato, háblenos de robos.

Ladrón: Rato no, Rata, ya se lo he disho ante.

Locutor: Tiene usted razón, disculpe. Ha sido una jugarreta del subconsciente. La asociación de ideas. Tratemos del concepto de la seguridad en el hogar.

Ladrón: Pue yo he ehtudiao er tema, porque uno tiee su curturiya, aunque ehté mal er desirlo, y la seguridá en la casa é una de la siete nesesidade básica der hombre, según dise Bronislá Malinohki, un sosiólogo mu afamao.

Locutor: ¡Qué erudición! ¿Y cuáles serían esas siete necesidades?

Ladrón: Pue, aparte de ehtá seguro en tu vivienda, la otra sei nesesidade son respirá, vestí, tené un tesho ande cobiharse, comé, bebé y...

Locutor: ¿Y...?

Ladrón: É que no quieo desí una palabra fea. Quisiera utilisá una palabra má elegante, pero no me sale.

Locutor: ¿A qué se refiere? Dígalo sin tapujos.

Ladrón: A eso que se mensiona tanto en la Biblia, hombre. ¡Ah! Ya me acuerdo: fornicá.

Locutor:  Cambiemos de tercio: ¿Tienen lugar tantos robos en domicilios como se nos ha dicho?

Ladrón: Uno por minuto. En Ehpaña, uno caa minuto.

Locutor: ¡Qué barbaridad!

Ladrón: É que somo un gremio mu laborioso, ¿sabe uhté? No noh ehcaqueamo de la faena como otro hasen. Le eshamo a nuestro ofisio toa la hora que hagan farta. Particularmente lo caco somo mu responsable.

Locutor: ¿Cómo que particularmente?

Ladrón: Claro: too lo ladrone no son caco: hay musha ehpesialidade.

Locutor: ¡Qué curioso! Indíquenoslas, si es tan amable.

Ladrón: Bien: le daré una lesión magihtrá. Lo ladrone, ¿sabe uhté?, se divíen en musha categoría. Lo ‘renguero’ son lo que asartan trene en marsha. Si lo hasen detenehse, entonse se yaman ‘truyero’. Lo ‘leonero’ son lo que abren a mano caja de caudale, que se yaman ‘leona’. A lo que la abren con soplete de oxiasetileno le disen ‘tubihtas’. Lo ‘ratonero’ entran en lo banco hasiendo aguhero en er suelo o la parede. ‘Dronista’ son aqueyo que roban en lo dehcampao, como hasía Luí Candela. Lo ‘gatero’ afanan en combinasión con mujere, que sedusen ar futuro robao. Er ‘trapista’ —que é lo que yo soy— é er que roba una casa entrando en eya con un pretehto má o meno verosími. Er ‘ehcalomadó’ se ehconde en la tienda y lo armasene ante de que sierren, pa robá sin prisa por la noshe. Er ‘cloroformihta’ trabaja en lo hotele, metiéndosete en la habitasión. Hay musha clase. Y aluego tenemo lo ayudante: er ‘avisaó’ é er que vigila er agujero por er que se ha entrao en un sitio. Er ‘rantero’ é er que te yeva ar robo por si arguien se pone shulo y hay que recurrí a la violensia.

Locutor: Díganos algo de la historia de la seguridad en el hogar.

Ladrón: Pue é algo mu antiguo. Er primé sihtema conosío era er sentinela o vigía humano. Consihtía en poné, pongamo por caso, a tu cuñao con un garrote a la puerta ‘e la cueva, hasiendo guardia toa la noshe. Ahora er cuñao ya no se ehtila; en la artualidá lo que má se utilisa é otra cosa.

Locutor: ¿Qué cosa es?

Ladrón: É «Securita Diré».

Locutor: ¿Qué le dirá a ese curita?

Ladrón: ¿Cómo?

Locutor: Dice usted que le dirá algo a un curita.

Ladrón: ¡Qué curita ni que curita! ¡No, hombre! Yo no le digo na a ningún curita. A mí lo curita me dan bahtante repelú. A lo que yo me refiero é que ahora que somo tan moderno, en vé der cuñao, se contrata a una empresa de seguridá como «Securita Diré».

Locutor: ¡Ah, vamos! Ya lo he entendido. ¿Y eso funciona mejor?

Ladrón: ¿Qué quié usté que le diga? Er caco fuersa la puerta, entra y entonse suena una alarma de arta potensia. Ahí se arma lo que se conose como pandemoniu, que é un foyón de mir diablo, pero disho en latín. Si tú está en tu casa cuando se produse er hesho, pa cuando yegan lo agente de la empresa, er caco ya te ha atisao en toa la cocorota y ha prosedío con su trabaho.

Locutor: Eso es lo que se llama «allanamiento».

Ladrón: Se yama «ayanamiento» y se yama también de entre cuatro y sei año a la sombra, según er fiscá que te toque en suerte. Eso é lo que pasa en Ehpaña, que somo mu comprensivo con eso der robá. Porque en otro lugare é peor. En lo Ehtado Unío, si er dueño de la casa é der Partío Republicano y se dehpietta cuando tú ehtá entrando, no se lo piensa do vese y te arremata de cuatro tiro bien dao.

Locutor: ¿Y si es del Partido Demócrata y está en contra de las armas de fuego?

Ladrón: Entonse, si é un demócrata, como su sentío morá no le permite dihparahte, te mata dándote en la cabesa con un bate de béihbo que tiee siempre debaho la cama pa caso como éhte. Y a lo juese le parese mu requetebien. Vamo, que por apiolá a un ladrón que se te entre en tu domisilio, te pueen dá hahta una mealla.

Locutor: Usted ha hablado de los Estados Unidos, que es un caso extremo. Pero hay otros lugares donde la situación es mucho más relajada. Por ejemplo, dicen que en los países escandinavos la gente deja abiertas las puertas de sus casas.

Ladrón: É sierto; pero é que ayí hase tanto frío que a lo ladrone le da peresa salí a la caye a trabajá en lo suyo. Se disen: «Ya robaré mañana. O pasao». Y así, por vagansia, lo van dejando de un día pa otro. Mientra tanto, viven de la ayúa der gobierno. Si er ehtao te da de comé, se reduse la criminalidá: ehto é un hesho sosiológico demohtrao.

Locutor: ¿En qué lugar del mundo se roba menos en los domicilios?

Ladrón: En Laponia. Lo iglú de lo ehquimale son la vivienda má segura con diferensia.

Locutor: Tratemos de la Domótica.

Ladrón: La Domótica, sí, señó: der latín domu, «casa», y er grego tica, que sirnifica «que funsiona sola».

Locutor: Veo que domina usted la materia.

Ladrón: ¡Pssh! Uno, que ha leío argo en su rato de osio y tiee su curturilla, aunque ehté mal er desirlo. Pue la casa automatisada, como que cuehtan una pahta, tieen alarma de intrusión, que cuando detettan a un intruso mandan er aviso a la Guardia Siví y dejan oí una vó pregrabá que dise a grito: «¡Socorro, que roban!» o bien «¡Eh, que ehtán entrando a la fuersa!». Hay también detettore volumétrico que te identifican: son sihtema sofihticaos, de ternología punta y úrtima generasión, que regihtran er ADN der caco y te disen cuánto mide, cuánto pesa y hahta su sirno der sodiaco con su ahsendente y to. Hay sierre automático de persiana y detettore de persona caía, que avisan a la polisía si lo ladrone te han matao o si te cae tú sólo al levantahte por la noshe pa í a la nevera a comehte un yogú, esétera. También hay aparato de simulasión de presensia. Y detettore de movimiento, que hasen que tú acabe matando ar gato que hase saltá la alarma toa la noshe.

Locutor: ¡Qué curioso!

Ladrón: Hay sierre de seguridá de puerta con teclao numérico, que siempre sartan cuando er dueño vuerve a casa borrasho y no se acuerda der número nesesario pa desartivá er sihtema.

Locutor: Bien: demos ahora algunos consejos prácticos. ¿Cómo se puede prevenir el robo domiciliario?

Ladrón: Bueno, se lo ví a desí, porque me ha caío usté bien, pero ya comprenderá que la indicasione que le ví a dá van en perjuisio de mi negosio.

Locutor: Lo comprendo y lo agradezco. Ilústrenos.

Ladrón: Vayamo por parte. Lah puertas. Deben sé masiza. Si pone musha serraura pero la bisagra ehtán hesha de hojalata, se romperán con fasilidá.

Locutor: Entiendo.

Ladrón: Tienen que tené miriya panorámica. Nunca abra sin mirá. Si mira y vé a un tío feo, no abra la puerta ni loco.

Locutor: ¿Es que no hay ladrones guapos?

Ladrón: En buena lógica tendría que habelos. Pero yo no he conosío nunca a ninguno. Si tocan er timbre, puede desir usté a grito: «Si son lo ladrone, que güervan a llamá».

Locutor: ¿Eso da resultado?

Ladrón: Musha vese, sí, señó. Lo pilla ehprevenío y van y, por la inersia, yaman otra vé; é lo que se dise un «arto reflejo». Así se delatan. Má cosa. Procura que tu puerta no sean corredisa. Si tiene puerta corredisa, tú también tendrá que ser mu corrediso si er ladrón viene acompañao por do o tre amigo.

Locutor: Ya.

Ladrón: No abra la puerta a cuarquiera. Si aparese un desconosío o desconosía disiendo que é compañero de trabajo de un familiá tuyo, que se le ha roto er coshe en la caye de ar lao y que quiere entrá pa telefoneá a la grua, mándale a hasé gárgara sin pensártelo do vese. Si arguien te dise que viene der colegio, porque tu niño se ha partío una piehna por tre sitio, ¡que se fahtidie er niño! Too puee sé una trampa. No abra ar que viene a leé lo contadore, aunque te corten la lú. No abra ar cartero, aunque deje por eyo de resibí un giro pohtá de argún pariente miyonario. Yo, en mi prinsipio en er ofisio, he entrao en musha casa poniendo asento americano y repartiendo foyeto de lo Adventihta der Sértimo Día. Mientra se iban a la cosina pa traehme er café, yo salía corriendo con la caena de música bajo er braso.

Locutor: Pero le puede pedir al que llame que se identifique.

Ladrón: ¡Ca! Hoy en día se farsifica too con musha fasilidá. Cualquié ladrón que se presie tiee en su casa una impresora láse con una inyesión de tinta a shorro que te imprime un DNI, un carné profesioná y hahta una fe de bautihmo que tú la compara con un originá y no vé la diferensia por ningún lao.

Locutor: Quedamos advertidos.

Ladrón: También conviene iluminá bien er entorno ‘e la casa: lo ladrone son poco amigo de la lú y de lavarse musho.

Locutor: ¿Y eso?

Ladrón: É que musho en er ofisio se tihnan la cara de negro pa robá, que é una cosa que han vihto en la película de Jolivú, y er tihne sale mu malamente y lo pone to perdío. Así é que si no roban musho, pue no ganan pa toaya. Por eso se dejan er tihne de un día pa otro pa ahorrá en jabón. Seguimo.

Locutor: Sigamos.

Ladrón: Lah ventana. Hay que serrahla, que musho propietario no lo hasen. Si te deja una ventana abiehta, ya puee ponehle también ar ladrón la ehcala, pa que no tenga que molehtarse en traérsela él. En generá, é má seguro viví en una casa que no tenga ninguna ventana.

Locutor: Seguiremos su consejo.

Ladrón: Espesial cuidao hay que tené cuando te va de vacasione. No deje una yave de casa escondía en er tiehto que hay junto a la puerta, ¡por Dió! Eso é un insurto a la inteligensia de lo caco. Há que parehca una vivienda habitá. Pa ello deja ropa tendía bien a la vihta. Y é impresindible que la ropa sea de coló blanco.

Locutor: ¿Y por qué de color blanco?

Ladrón: Pa que no se noten la cagarruta de lo páharo. No diga a nadie que te vá de vacasione. Há corré er rumó de que tiee er tifu o la ehcahlatina y que vá a está un mé enserrao en tu casa sin salí a la caye pa na. O no te vaya jamá de vacasione, que también é una orsión.

Locutor: ¡Hombre!

Ladrón: Y si te empeña en ihte, pon temporisadore de luse. O déjate la lú ensendía too er mé. Te sardrá por un pico pero pareserá que tú está adentro. O puee contratá actore en paro pa que se ehtén en tu casa eso día y finjan sé lo dueño. Eso te sardrá má barato que dejá la lú ensendía y siempre é mejó que lo actore ganen pa comé a que er dinero vaya a la hidroeléctica, que no están sangrando a too con su tarifa, ¡mardita sean!

Locutor: En eso estamos de acuerdo.

Ladrón: Otro medio é tené en casa sei o siete perro guardiane; eso sí: no hay que dahle de comé na en arsoluto, pero na de na. Si entra un ladrón por casualidá, no podrá yevarse na de tu casa. Má bien se dejará un troso suyo si consigue salí. Pa que no se te yene er busón de sobre con fattura, date de baja en la lú, er agua, er gá, er colegio de lo niño y cansela asimihmo la cuenta bancaria que pua tené. Un busón yeno é signo de que tú no está allí. Tira er teléfono a la basura, pa que no suene too er rato, pue esto también é signo de que te ha ío a otra parte y no hay nadie dentro pa contehtá.

Locutor: Continúe.

Ladrón: Cuando te vaya de vacasione, no deje en tu domisilio cosa de való. Llévatela toa contigo. Si tiee sello valioso, libro raro, cuadro, ehcurtura, lo que sea, yévatelo too. Ar salí no cargue er equipaje en er coshe a la vihta de too er mundo. Hahlo a la cuatro o la sinco ‘e la mañana. Si puee meté er coshe en er salón y cargahlo ayí, mejó que mejó. Y cuando guerva a casa no se te ocurra entrá sin mirá bien arrededor, por si hay arguien dentro. Há como Jeim Bó, cuando entra en su hoté, que saca la pihtola, se arrima a la paré y va mirando habitasión por habitasión pa ve de que no hay ningún enemigo ehcondío.

Locutor: Todo esto está muy bien. Pero el tiempo se agota. Dénos un último consejo.

Ladrón: En generá, hay que dá la impresión de que no se tiee na que merehca la pena de robá. Hay que usá siempre ropa raía y sapato con agujero en la suela, pa paresé pobre y librahse der asarto domisiliario. Ademá, también conviene sabé que, en contra de lo que piensa too er mundo, hay que tené máh cuidado de día que de noshe.

Locutor: ¿Y eso?

Ladrón: Porque ar ladrón le é má seguro entrá en una casa de día. Eso le proporsiona musha ventaja. Si le piyan, puee desí que ha entrao a ligahse a la mujé de la limpiesa. Se evita también la nocturnidá, que é un agravante pa la condena si te trincan. De día se gasta meno dinero en pila pa la lintehna y, ademá, er só é má higiénico y te ayuda a asimilá er carcio en lo güeso. Hay otro factó de interé...

Locutor: (Interrumpiéndole.) Señor Hurtado.

Ladrón: ¿Qué?

Locutor: No quisiera alarmarle, pero a través de la cristalera veo en el control de sonido a dos policías que parece que están esperando a que salgamos.

Ladrón: ¡Do polisía! ¿Pero qué me dise usté?

Locutor: Sí; parece ser que esta cadena sí la escucha alguien, después de todo. Y como usted ha reconocido públicamente su oficio...

Ladrón: ¡Ése ha sío mi erró! ¡Mardita sea! ¡Ay! ¡Si seré yo cretino! ¡Si seré yo imbési!

Locutor: En fin: resignación. Sepa que nos ha ilustrado mucho, que le quedamos muy agradecidos y que va a ir usted a la cárcel, pero se habrá debido a una buena causa.

Ladrón: (Sollozando.) ¡Qué caro me han salío mi quinse minuto de gloria! (El ladrón sale por la puerta con aire derrotado.)

Locutor: Ya se llevan al señor Hurtado, que nos había caído muy bien. Pero la vida sigue y nosotros debemos seguir con nuestro programa.


No hay comentarios: