Dicen los aguafiestas que Occidente atraviesa por una crisis de valores: ya nadie juega a las canicas y casi no se comen alcachofas. En general la gente es pesimista y lo ve todo negro.
¿A qué se debe esto? Pues a los puntos de vista de los medios de comunicación, que hoy en día son los culpables de casi todo. Para aumentar el número de sus espectadores, lectores o escuchadores sólo cuentan atrocidades. (Y si no las hay, se las inventan. Y si no se les ocurren, las fabrican.)
Tragedias las ha habido siempre: raptos, cónyuges que atizan, autobuses que se caen por precipicios, cirujanos olvidadizos con sus tijeras, de todo. Va con la naturaleza y la vida.
Lo que no va ni con la naturaleza ni con la vida es regodearse en ello: morbo, detalles, casquería. No somos más cultos ni más civilizados ni más nada por tener información y noticia de las salvajadas de nuestros semejantes. Máxime cuando, como ciudadanos de a pie, poco podemos hacer para impedirlas.
Las opciones que nos quedan son pocas y malas:
Prohibir la difusión de malas noticias. Esto sería censurar la libertad de los medios de contar algo que hasta puede ser verdad. Aunque, en realidad, si alguien mató a alguien, a quien le debe importar es a la policía, no a nosotros. Pero, en general, prohibir es un recurso nada resultón.
Inhibirse. No leer el periódico, ni escuchar la radio ni ver la televisión. ¡Ay, demasiado tarde! El hábito nos puede y muy pocos sufrirían voluntariamente el síndrome de abstinencia mediática.
Contrarrestar. Por ejemplo, forzando una visión optimista de la vida, que no es menos verdadera que la otra. Yo propongo la edición de un periódico de buenas noticias, aunque supongo que dado el morbo de mis congéneres, tendría poca tirada y menos anunciantes.
Pero en él podrían leerse cosas como ésta:
«El tren de cercanías Madrid-Collado Villalba efectuó ayer sus recorridos habituales sin ningún incidente que registrar. Todos sus pasajeros arribaron felizmente a sus destinos y ficharon a tiempo en sus oficinas.»
«El precio del papel de lija se mantiene estable. El ministro del ramo anunció públicamente que no se esperaba que su precio aumentase en un futuro próximo.»
«Pese a los obstáculos de los sectores más intransigentes, los científicos siguen experimentando con todo lo que pillan en un nunca bastante agradecido esfuerzo por curarnos las enfermedades que nos matan.»
«En el punto kilométrico 236 de la A-6 ayer, a las cuatro y diez de la tarde no tuvo lugar ningún accidente. Los desplazamientos se efectuaron con normalidad.»
«El Sol sigue en su sitio: una buena noticia para astrónomos, agricultores y, ¿por qué no decirlo?, para el resto de la humanidad, que precisa de él para seguir viviendo.»
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