Drácula

 


 

Un personaje curioso

de una novela de fama

del irlandés Bram Stoker

(de quien nadie sabe nada)

es el conde transilvano

que siempre viste de gala

como si todas las noches

cenara en una embajada.

Ya saben a quién aludo:

al conde Drakul o Drácula,

que era Vlad Tepes Tercero,

un buen señor que, en su casa,

empalaba a discreción

a los que no le gustaban.

 

Tengo delante una lista

donde aparecen listadas

(¡Vaya! ¡En cuanto me descuido

cometo una redundancia!)

muchas cintas de vampiros,

de mordiscos y chupadas

(en el buen sentido). Creo

que es curioso mencionarlas

y darlas a conocer,

puesto que algunas, en aras

de la originalidad

cuentan muchas cosas raras

y variantes divertidas

de esa historia tan trillada.

 

Hay una que se titula

Dracula Sucks, que en España

se dice «Drácula chupa»,

que es una síntesis bárbara,

difícilmente igualable.

En otra «peli» viaja

y aparece en Harlem. Otra

habla de sus novias varias.

Una menciona a su viuda

y otra, a su hijo. No falta

la de una hija también.

En otra versión le masca

al cuello a Frankenstein por

estar donde no le llaman.

Bebe la sangre de muchos

como si bebiera horchata

y se encuentra siempre en forma

sin aeróbics ni gimnasia.

 

Todo esto está bien. Mas yo

si protesto es porque tantas

películas que pretenden

ser diferentes no acaban

de serlo y en todas ellas

los mismos tópicos hallas.

 

Por ejemplo, se vincula

al conde con Transilvania,

porque es un lugar remoto

con pintorescas montañas,

por lo que nunca se dice

que la supuesta morada

del vampiro está en Brasor,

que cae, más bien, en Valaquia,

que es sitio desconocido

que no sale en muchos mapas.

 

Otro tópico es decir

que la población rumana

teme al vampiro hasta hoy;

no es por llevar la contraria,

pero el caso es que el lugar

ha adquirido mucha fama

como sitio para pícnics

a donde van en manada

las gentes a merendar

en los fines de semana.

 

Y en cuanto a los otros tópicos

que transmite la pantalla

diremos que, cuando el conde

quiere morder a una dama

ella es siempre pechugona,

nunca está como una tabla.

Esto ¿tiene algo que ver

con el quid de la chupada?,

se preguntarán ustedes.

Más tópicos, verbigracia:

las chicas siempre son rubias,

nunca morenas o calvas.

Drácula las ve en el baño

y se le cae la baba.

Entra, les muerde y le saben

más dulces que una guayaba.

Suelen ser muy jovencitas;

él nunca muerde a una anciana.

Ni a una fea, si hace al caso.

Ni a una que esté putrefacta.

Muerde a las que están cual queso.

 

¿Y qué conclusión se saca

de esta conducta que muestra?

Pues la cosa está muy clara:

que el tipo está reprimido,

que hace tiempo que no masca

ni una rosca y sus hormonas

están muy desesperadas.

En fin: el conde precisa

hacer alguna terapia.

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