El primer trabajo de Jardiel

 

En 1921, con veinte añitos, Jardiel inició su carrera de periodista. Entró como «colaborador» en La Acción, pero —según cuenta él mismo— no parece que colaborara mucho.

          Agustín Bonnat, redactor-jefe del diario, quiso poner a prueba las habilidades del nuevo «fichaje» y darle una oportunidad de lucirse con algo fácil.

          —Vamos a ver, Enrique... —parece ser que le dijo—. Tengo un trabajo para ti.

          —Vd. dirá, jefe —repuso Jardiel.

          El otro le explicó lo que deseaba de él.

          —Ha habido un accidente en la Plaza de Toros de Madrid. Un toro se saltó ayer la barrera y mató a Regino Velasco, uno de los aficionados que presenciaba la corrida. Éstas son sus señas —dijo, entregándole un papelito—. Ve allí y «haz» el entierro.

          El incipiente periodista marchó a la casa del finado y se encontró con una familia sumida en el dolor y la desesperación. Dio el pésame, se tomó algún que otro bocadillo —como era costumbre entonces— y regresó al periódico.

          —¿Qué? —preguntó Bonnat— ¿Qué has averiguado?

          El joven redactor se apresuró a contarlo.

          —Pues, parece ser que el toro se saltó la barrera y acometió a don Regino Velasco, que presenciaba la corrida, matándole.

          —¿Y qué más? —quiso saber el otro.

          —Pues nada más.

          Hubo una pausa trágica.

          —Pero, ¡eso ya lo sabíamos antes!

          —Ya lo sé.

          —¿Y no traes más noticias? ¿No te has enterado de nada más? —rugió, más que preguntó, Bonnat.

          —No, señor.

          —¿Y por qué no —el redactor-jefe no salía de su asombro.

          —Pues, verá Vd.: la familia estaba desolada, tenía un disgusto morrocotudo y, la verdad, me ha parecido de muy mal gusto el importunarles con preguntas en un momento tan delicado.

          A partir de aquel momento, no volvieron a mandar a Jardiel a ningún sitio.

 

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