(UN EJEMPLO DE HERMENÉUTICA
LITERARIA)
La figura del gran poeta medieval
Heinrich von Ofterdingen y la historia con ella relacionada del certamen lírico
de Wartburg son, sin duda, de carácter legendario, como prueba el hecho de que
nadie ha oído hablar jamás ni de la una ni de la otra. Para ninguna de las dos
se ha podido hallar el más mínimo fundamento histórico (ni de ningún otro
tipo), lo que no es de extrañar, visto lo poco que cobran los investigadores.
El mito de Ofterdingen es una creación de los poetas (borrachos) que ni
siquiera estuvieron muy inspirados. La filología germánica hace ya años que se
tira de los pelos intentando averiguar algo sobre el asunto y ha prometido
avisar cuando lo consiga, aunque nos asalta la duda de si debemos fiarnos mucho
de la filología germánica.
Las leyendas, como los pueblos bien
construidos, todas tienen una fuente. En este caso es el poema Singerkriec ûf Wartburc, cuyo título
podría traducirse como «El idilio remunerado» (claro, que estaría muy mal
traducido, pero no me negarán que podría traducirse así, porque éste es un país
libre). La obra data de 1260 (año que fue doblemente bisiesto, como todos
recordarán) y, desde su elaboración, no lo ha leído absolutamente nadie, lo que
hace que los alemanes nos caigan, si cabe, más simpáticos que antes.
La filología germánica (¡otra vez!)
nos dice que el poema de las aventuras de Ofterdingen está escrito en alto-alemán
medio, lo cual no sabemos lo que significa, pues parece una contradicción como
un castillo. Si es medio, ¿cómo va a ser alto? Y, además, por otra parte, ¿cómo
no iba a ser alto siendo alemán? O sea, que esta mezcla de tautología
oximorónica nos deja perplejos (verdutzen).
El poema va de una competición
poética. Por un lado Ofterdingen. Por el otro, Vogelweide, Eschembach, Zweter,
Biterolf y Schreber, con lo cual ya se sabía de antemano quién iba a ganar.
Ofterdingen es vencido por la avaricia
de Walther, pero le salva Klingsor, con la intervención de Eisenach y del
piadoso Wolfram, antes de que Bürck se dé cuenta de nada. Como se ve, el asunto
es apasionante.
La obra fue muy imitada y se han hecho
con ella muchas versiones. Cabe destacar Die
Minnesänger auf der Wartburg, de C. Kuffner, Der Sängerkrieg auf der Wartburg, de F. de la Motte-Fouqué y La chula de Pontevedra, del Maestro
Luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario