Espero que no se aburran demasiado
porque yo me empeñe en tenerles al tanto de mis investigaciones filológicas. El
caso es que he descubierto otro fraude literario de los de aúpa. ¡Vaya por
Dios!
¡¡¡Bécquer era un copión!!! Y tengo
pruebas fehacientes.
Si quieren, pueden consultar la
monumental obra de P. Junghanns, Metamorphosen und ihre Vorlagen, de
1932, pero les advierto que ahí no van a encontrar nada que tenga que ver con
esto que les cuento. Sin embargo, si se empeñan en consultarla, no seré yo
quien mueva un dedo para impedirlo.
El caso es que el reputado como
nuestro mejor lírico romántico se anticipó en siglo y medio a Ana Rosa Quintana
y plagió descaradamente. El despojado del fruto de su ingenio fue un autor
latino del que ahora les contaré cosas.
Pero antes he de decir que no es que yo haya encontrado
ningún manuscrito polvoriento, no. El lugar de donde Bécquer fusiló es un libro
del que se hicieron en su época varias ediciones. Lo que pasa es que a los
poetas latinos no los lee nadie nunca y, por eso, hasta ahora no se había
descubierto el plagio.
Se trata de Cayus Marcus Hyginus (70
a. de C.-20 d. de C.), un liberto de Augusto, que le hizo bien la pelota en su
obra Res gestae divi Augustus. También escribió poesía amatoria, aunque
de lo que realmente vivió fue de redactar necrológicas para los conocidos
diarios de Roma XX minuti, Quid, Via y Farolus.
En su libro Exaltatio mulieribus
pecti, del año 17 (ya saben, cuando nevó tanto), Higinio incluye unos
versos. A ver qué les recuerdan a ustedes.
(Pongo
primero entre paréntesis la versión de Bécquer y a continuación el original de Higinio del que Bécquer
copió.)
(¿Qué es poesía, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul?
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo
preguntas?
Poesía ¡eres tú!)
Qui
est poesis? Tu dicere clavantur
in mei
pupilae tuae caeruleus pupilae.
Qui
est poesis? Et tu mihi quaestionabit?
Poesis
es ipsa.
* * *
(Porque
son, niña, tus ojos
verdes
como el mar, te quejas.
Verdes
los tienen las náyades,
verdes
los tuvo Minerva
y
verdes son las pupilas
de las
hurís del Profeta.)
Quoniam
tuus oculus viride cum oceanus sunt,
pueri,
tu protestabit.
Nymphae
oculi viride erant,
dea
Minervae oculi viride erant quoque
et
viride erant pupilae
vaticinator
Mahomae pulchra et nuda mulieribus.
* * *
(Hoy la
tierra y el cielo me sonríen,
hoy
llega al fondo de mi alma el sol.
Hoy la
he visto, la he visto y me ha mirado.
¡Hoy
creo en Dios!)
Hodie
terra et coelis mihi subrideo iactunt.
Hodie
sol fondus anima mea arrivant.
Hodie
bona et macizae puellae videant.
Hodie
Iupiter existit.
* * *
(Por
una mirada, un mundo.
Por
una sonrisa, un cielo.
Por un
beso... yo no sé
qué te
diera por un beso.)
Pro
unus intuitus unus mundus.
Pro
unus levis risum unus caelum.
Pro
unus gallus osculi... Ego ignorum
unus
gallus osculi tu qui mereciuntur.
* * *
(Los
suspiros son aire y van al aire.
Las
lágrimas son agua y van al mar.
Dime,
mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes
tú adónde va?)
Suspira
ventus sunt et vento tendeo.
Lacrimae
aqua sunt et mari vergit.
Loqueo,
femina, quando amor olvidatus est
ubi
cunnus itur?
¡No me digan que no es un caso claro de poca vergüenza!
No hay comentarios:
Publicar un comentario