Todo el mundo que sabe
algo sabe que Lope de Vega improvisó un poema para una dama que se encontró en
una fiesta y que le insistió mucho. El soneto trataba precisamente de eso: de
en qué consistía un soneto. Recordémoslo:
Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
Lo que no sabe la gente es que Lope, esa noche, al llegar a
su casa, escribió otro soneto muy distinto, contando detalles sobre la
improvisación que tuvo que hacer. Esa composición (inédita hasta ahora) es la
que reproducimos aquí, porque no tiene desperdicio:
Para
mostrarme amable ante el anhelo
de Violante
—que estaba muy pesada
pidiéndome
una obra improvisada—
le escribí
una, por tomarle el pelo.
Me saqué en
un plis plas del cerebelo
una sarta de
versos en cascada
que parecían
algo y eran nada.
Para
aclararlo: le metí un camelo.
En un
cuarteto describí un soneto,
de su
estructura dile la receta
y con
argucia tal pasé un buen rato.
Llegué de
esta manera hasta el terceto
final y
concluí la cuchufleta
poniendo
como firma un garabato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario