Ystoria del esforçado cavallero Bush de Saxonia e del drago Sadamino de Yraco




Confessar é el mío fallo, perdone vussoría
si syendo commo soy iuglar de iuglaría
os trovo aquesta ystoria por la cuaderna vía
sin ser abad, nin monge, nin maestre en cleresçía.

Que no es falaçia os digo, ¡lo xuro por Iesús!
que ovo otrora uno omme, más fornido que Artús,
un ser tan honoroso e fuerte cual obús
e que por nombre ovo Xorge Ubedoble Bush.

Era grand cavallero e bien alymentado,
en prossa muy prossaico e en verso muy versado,
ante él Solón de Greçia quedara envergonsado
por su saber sapyente, que muncho avía estodiado.

Fastagora no ha ovido un ser mas valentosso
que nin teme xacal, nin le amedrenta el osso.
Si oviésedes paçiencia un relato fermosso
contarvos os avré dest’omme poderosso.

Pues sus munchas fazañas, sus luchas e sus muertos
son fechos conosçidos e vos xuro que çiertos.
Non ovo cavalleros que fueran más expertos
nin que mexor sopiessen el desfaçer entuertos.

La ynfanta Petrolina fallábase en prissión
do la havía ponido Sadamino, el dragón.
Oçidente al buen Bush otorgó la missión
de atissar en la testa al drago un coscorrón.

Bush de Saxonia quisso el ser su defenssor
e luchar por su causa con arroxo e sudor,
llevársela a su cassa fizo questión de onor:
para él, la Petrolina avía grand valor.

Armosse el cavallero de un dardo emponçoñado
que en otras ocassiones resoltado le ha dado.
A donde finca el drago Sadamino ha aportado
e por la espalda ataca, que delante no ha ossado.

Como vía que solo non podía ganar
al drago, que era reçio, començose a intrigar.
Pensó de syervos viles ayuda demandar
manque de sus dyneros debiéralos pagar.

Xuntáronse a su lado los vyles merzenarios
que resciben el nombre de guerreros aznarios,
rüines todos ellos, vellacos e falsarios;
para luchar vinieron açimismo los blairios.

Comenssó la batalla, sacaron los açeros
e le dieron al drago muxos golpaços fieros;
matáronle de fixo, a costa de guerreros
muertos inutylmente e de gastar dineros.

Mas las huestes del draco al exérçito armado
le ficieron facer ridículo sonnado;
corrydos de vergüença a cassa han regressado
e a Bush dixo Oçidente: «Maxo, ¡la que has lyado!»

Aquesta ystoria toda se falla en los Anales.
Vençió Bush, mas perdiendo ingentes dinerales
e vidas de soldados. Cosas suçeden tales
al que non tiene nada entre sus paryetales.

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