Las connotaciones de las palabras explican por qué es tan
fácil ser humorista en este país. Convierten a nuestra patria en algo
intrínsecamente divertido. Desconozco las causas históricas o lingüísticas de
este fenómeno, pero los resultados no dejan lugar a dudas.
Por ello, si sustituimos los conceptos,
palabras, nombres geográficos o lo que sea que se emplean en otros sitios con
toda seriedad por los relacionados con lo hispano, automáticamente la cosa se
convierte en juerga.
Las transposiciones pueden hacerse en
muy diversos ámbitos: literatura, música, frases célebres, refranes, slogans...
Para nuestra demostración emplearemos como herramienta de trabajo el cine:
títulos famosos y serios de películas conocidas. Cambiaremos sus elementos
socio-culturales particularmente foráneos o simplemente cosmopolitas por otros
típicamente españoles, a ver lo que sucede.
Por ejemplo, Asesinato en el Orient Express es un
título que sobrecoge. Pero Asesinato en el Ave a Toledo no sobrecoge
tanto.
Salvar al soldado Ryan nos
parece algo merecedor de que una patrulla sufra y se sacrifique. Salvar al
soldado Cifuentes, ya no tanto.
Shakespeare enamorado nos
conmueve. Tirso de Molina enamorado no es lo mismo (sin contar con que
era cura preconciliar).
El paciente inglés evoca Vietnam
(o Corea o donde sea que la película se desarrolle). El paciente español
evocaría a la Seguridad Social y sería un cachondeo.
Kramer contra Kramer nos hace
llorar. Gutiérrez contra Gutiérrez ya no estaría a la altura.
En cuanto a marginación social no es lo mismo West Side
Story que El distrito de Arganzuela Story.
Otras variantes y mención de cómo
quedarían:
El último tango en París — El último tango en Teruel.
Locos en Alabama — Locos en Lugo.
El vampiro de Düsseldorf — El vampiro de Cáceres.
Como ser John Malkovitch — Como ser Juan Diego Botto.
Un día en Nueva York — Un día en Albacete.
Té para dos — Café con leche, corto de café, para dos.
El último vals — La última jota navarra.
El puente sobre el río Kwai — El puente sobre el río
Alberche.
Las nieves del Kilimanjaro — Las nieves del cerro de San
Felipe.
Leaving Las Vegas — Leaving Torremolinos.
El fantasma del Louvre — El fantasma del Reina Sofía.
Vacaciones en Roma — Vacaciones en Jávea.
Nuestro hombre en La Habana — Nuestro hombre en Tomelloso.
Buenos días, Vietnam — Buenos días, Perejil.
Desayuno con diamantes — Desayuno con magdalenas.
El Yang Tse en llamas — El Ter en llamas.
Doctor Zhivago — Doctor López.
El jardín de los Finzi Contini — El jardín de los Ubrique
Espartaco — Tejero.
El hombre de Alcatraz — El hombre de Soto del Real.
Luna de miel en El Cairo — Luna de miel en Pamplona.
Titanic — Manolita (este barco era más pequeño, pero
también se hundió)
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