Si quieren mi opinión del arte abstracto,
la expresaré sin miedo: una engañifa
más gorda que el turbante de un califa.
Lo he dicho y es así. No me retracto.
Suele ser un paquete muy compacto
—óleo barato, altísima tarifa—
o un pedazo de alfombra o alcatifa
que une al lienzo la cola de contacto.
El comprador con poco se conforma
sin ver que esas pinturas son estafas,
porque carecen de mensaje y forma.
Pero es que usando la abstracción, te zafas
de tener que aprender técnica y norma.
Y quien no lo ve así precisa gafas.
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