Lo más capital

 


 

Otro escrito para enseñar a escribir a mis contemporáneos (¡ay, qué cruz!).

Vivimos en la sociedad de la información y, por eso, precisamente, de tanto leer periódicos, la gente se ha olvidado de escribir bien.

Menos mal que estoy yo aquí para intentar solucionarlo, menos mal que estoy dispuesto a hacerlo y menos mal también que soy generoso y lo haré gratis.

Empezaremos con unas reglas de ortografía básica. Por ejemplo: las mayúsculas, llamadas también ‘versales’ o letras de imprenta. ¿Por qué se llaman ‘versales’? La respuesta es sencilla: porque son más grandes que las versalitas. ¿Por qué se llaman letras de imprenta? Para diferenciarlas de las letras de cambio. En el mundo anglosajón se las denomina ‘Capital letters, lo que no quiere decir que se puedan escribir sólo en las capitales, porque en los pueblos también se puede. Tampoco es que sean letras millonarias y dispongan de un capitalito, porque las letras no están autorizadas a abrir cuentas bancarias (a excepción de la K, a la que las entidades bancarias le dan un trato de favor).

Nadie usa bien las mayúsculas. Los hay quienes escriben:

«¡Eres un grandísimo Cabrón!»

Esto puede perfectamente ser verdad, pero no justifica en absoluto el empleo de las mayúsculas en un nombre común. Este fallo lo cometen especialmente los místicos de la New Age cuando escriben cosas como:

«El Amor es la Fuente de la Vida y pone en Conexión Mística el Alma del Ser con la Fuerza del Yo Interior y del Tú Exterior en el Plano de lo Inmarcesible.»

No se deben emplear para cosas de las que hay mucho. Por ejemplo, meses o días de la semana. Estos van en minúscula siempre, porque hay muchos mayos y muchos agostos, así como muchos juéveses y viérneses.

Los movimientos culturales y políticos lo embrollan mucho, porque no se usa la mayúscula en movimientos artísticos (el renacentismo), pero sí en las épocas históricas (el Renacimiento). Las mentes sutiles capaces de retener esto escasean. Véase: «La II República Española se llamó así porque fue la segunda república española». La corrección marea.

Igual follón causan las marcas usadas como nombres propios: «Me tomaré una cocacola de Coca-Cola porque las cocacolas de Pepsi Cola no me gustan». O las asignaturas: «Aprendí medicina estudiando Medicina». (¡Qué ejemplo más tonto, por Dios!).

Poner en mayúscula una letra en medio de una palabra no es sólo incorrecto, sino hasta de mal gusto: «macaRrones».

Hay palabras curiosas que se escriben de diferente forma dependiendo de la ciudad donde te encuentres, por raro que esto pueda parecer. Si estás en Burgos y dices «Hoy lloverá en la península ibérica», es correcto. Pero si estás en Tenerife y afirmas «Mañana me voy a la Península», también es correcto, lo que es un lío aquí, en Tenerife e incluso más lejos.

Las obras artísticas conocidas por el nombre de su creador no llevan mayúsculas, como en las siguientes frases:

«Han robado un picasso y era tan feo que los ladrones lo han devuelto al museo por correo postal».

«Al día siguiente de comprármelo, mi agatharuizdelaprada se me rompió por el forro».

«En este festival de cine se proyectarán dos almodóvares, tres lumets y dos cecilbedemilles en las sesiones retrospectivas».

Graves errores se cometen en los títulos de las películas, en cuya cartelería se abusa de las mayúsculas: Woody Allen: Todo lo Que Usted Quiso Saber Sobre el Sexo y No Se Atrevió a Preguntar. Eso es culpa del inglés, donde mayuscular los sustantivos, verbos, adverbios y adjetivos sí es correcto. Nuestro papanatismo nos lleva a imitarles.

Hasta aquí las reglas más habituales.

Pero ¿y cuándo no estén seguros de cómo escribir? ¿Qué hacer ante la duda? Podría decirles que miraran el diccionario, pero allí todo viene con minúscula, así es que no sirve. Pueden escribirme y preguntármelo, aunque creo que esta es una oferta de la que muy pronto me arrepentiré.

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