Refranero alimenticio

 


          En estos de días de glorificación de la gastronomía en los que los juanmariarzakes, los martinberasateguis y los ferrianadrases de este mundo son más famosos que los leonardodavincis y los louispasteures, hemos decidido enriquecer el refranero con algunas verdades cocineriles que estaban por decir. Ahí van:

 

Entre el comer y el cenar está lo que más importa: merendar.

 

A falta de faisán, cómete lo primero que encuentres.

 

          Comida fría y bebida caliente, malas noticias para el vientre.

                   

Si tienes que taparte la nariz, quizá no esté muy fresca la perdiz.

 

          Si vives de pan y agua, te saldrá muy económico.

 

          En buñuelos y en amor, el caliente es el mejor.

 

          El qué coma y no descoma lo pasará mal: no es broma.

 

El fraile que pide pan come caviar si le dan.

 

          Cuando vayas a comer, no abras la puerta si suena el timbre.

 

          Nunca te abrases la boca cuando te comas la sopa.

 

          No es lo mismo comer que resolver un crucigrama.

 

          Una cena sin vino es como un japonés sin cámara de fotos.

 

          Más mató la cena que curó Avicena.

 

          No pongas los codos sobre la mesa ni la mesa sobre los codos.

 

          Al que ayuna de cuando en cuando la compra le sale más barata.

 

Más vale ser cocinero afamado que pollo asado.

 

          Si se mueve, se puede cocinar.

 

          Una manzana mantiene al médico alejado, sobre todo si le aciertas en un ojo al tirársela.

 

Ni en el estómago grasa ni la suegra en casa.

 

          Más vale comerse una cebolla entre dos que una piedra tú solo.

 

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