El teatro por dentro



Crónica secreta


¿Qué género es éste de la crónica secreta, se preguntará el lector? Pues no es ni más ni menos que la trascripción de lo que habla la gente cuando cree que nadie la escucha.
A los políticos les pasa a menudo, cuando tienen delante un micrófono y son tan torpes como para no ver que tiene encendida la lucecita roja.
En este caso, mostramos unas breves conversaciones que el hombre común nunca llega a oír: lo que le dicen entre bastidores los actores al director o al regidor de una pieza teatral antes de que se alce el telón. No hay nada inventado en esta crónica: se basa totalmente en hechos reales, como los telefilms que dan después de comer.

—¿Esta rubita es de la compañía?
—Sí, Juan. Es nueva, pero has actuado ya cinco o seis veces con ella.
—¡Ah!
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—Se me ha roto el vestido por cinco sitios. ¿Alguien tiene imperdibles?
—Sí. El teatro sólo es posible a base de imperdibles.
*        *        *
—Mi nombre no aparece en los programas.
—Es que son los que sobraron del otro día, cuando no actuaste tú.
—¿Y cómo van a saber que soy yo?
—Los que te conocen, saben quién eres. Y los que no te conocen, ¿qué más da que piensen que te llamas José Pérez o Luis Sánchez?
—¡Jo! Es que yo quiero que aparezca mi nombre.
*        *        *
—Esto que te digo no te lo vas a creer: se me ha olvidado traer el traje azul que saco en el segundo acto.
—Me lo creo perfectamente.
*        *        *
—¡Ah, Pedro! En tu papel de romano, sal a escena sin gafas, no me hagas lo del otro día.
*        *        *
—¿A que me quedan bien estas mallas?
—Sí, Remigio, estás cautivador.
—Bueno, no es por presumir, pero tengo mucho de lo que enorgullecerme y a la vista está.
*        *        *
—¿Vamos a empezar ya?
—Ahora mismo.
—Bien: yo ya estoy preparado.
—Desde luego; sólo falta que te pegues el bigote.
—¡¡¡Ostras!!!
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—Oye, ¿por dónde tengo que salir?
—Por el foro.
—¿Y cuándo?
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—Oye: yo ¿por dónde salgo?
—Por la derecha. Siempre sales por la derecha.
—¿Cuál es la derecha?
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—¿Me vas peinando?
—¡Pero si faltan tres horas para empezar!
—Es para estar guapa.
*        *        *
—¡Hola! ¡Ya estoy aquí!
—¡Vaya, menos mal!; creíamos que no vendrías y tendríamos que suspender.
—Pues ya ves que he llegado. Y ahora que ya sabéis que estoy aquí, me voy a tomar café.
*        *        *
—Vamos a ver: yo me voy por la puerta en el primer acto; luego vuelvo, pero me voy por aquí y ya no vuelvo a salir hasta que entro por la izquierda y me voy con todos al final. Pero lo que quiero saber es si se ha cambiado la entrada, porque entonces me hago un lío. ¿Salgo con todos por donde todos? Porque, si no, tengo que cruzar para salir.
—Sal por donde quieras, anda
*        *        *
—¿Quién me ha cogido mi ejemplar?
*        *        *
—Fulanito ha llamado. Que está en un atasco.
—Bueno: ¡ya estoy harto! Es la tercera vez que le pasa. Empezaremos sin él y, cuando llegue, que salga y diga todos sus diálogos seguidos.


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