Con motivo de la representación número cien de su obra El pañuelo de la dama errante en el Teatro
de la Comedia, en donde aparecía el fantasma de una dama del siglo xiii, Jardiel ofreció a toda su compañía
y a otros muchos actores de otros teatros, así como a invitados del mundo del periodismo,
una verdadera cena medieval. Se celebró en el vestíbulo del teatro, con
una larga mesa llena de platos de la época.
Todos los actores y los otros
invitados tuvieron que vestirse con trajes medievales. Amparo Rivelles, vestida
de gran dama con traje de cucurucho, atravesó todo Madrid con ese atuendo.
Al sentarse en sus sitios encontraron un sobre donde figuraba el
gracioso nombre al uso que se le había adjudicado a cada uno y que tendría que
usar durante la cena («Doña Blanca de los Hilos del Carrete, Doña Sol Ventas»,
etc.).
Jardiel (en primer término, a la izquierda y con bigote) era el señor feudal y,
consecuentemente, fue recibiendo a los invitados, acompañado de un fraile y de
un verdugo. Luego presidió la mesa. Se disfrazó con una peluca rubia y un traje
que le venía grande. Carmencita, su compañera sentimental de toda la vida, con
largas trenzas rubias, le acompañaba.
Cenaron cordero que, ¡naturalmente!,
tuvieron que comer con los dedos. También se podía eructar y limpiarse con la
manga.
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