Descanso de palacio





Verso inédito de Fray Luis de León, cuyo manuscrito ha aparecido al mover un armario para hacer una mudanza






Feliz el que, a distancia
se encuentra, allá en los montes o en el prado,
de la funesta estancia
del palacio malvado,
donde tantas vergüenzas he pasado,

sin que, ni por descuido,
su corazón a regresar le exhorte,
de morriña transido,
ni un comino le importe
todo aquello que pasa allí en la Corte.

Quien con asco y desdén
se aleja de esas cortes repugnantes
hace requetebién,
porque los gobernantes
son todos una panda de mangantes.

Yo, que viví de pleno
la Corte, hago del tema justo aprecio,
que la vida del bueno,
por ser de escaso precio,
peligra más que encima de un trapecio.

Es algo tan frecuente
que robe abiertamente el mandatario
que razona la gente,
con mente de corsario,
que eres tonto si no eres millonario.

Todos los cortesanos
que tratan económicos asuntos
saben llenar sus manos,
son expertos en untos
y sinvergüenzas; eso sí: presuntos.

Cual si fuera un muestrario
muestran gran cantidad de corruptelas
a costa del Erario
para agenciarse pelas
con la ayuda de extensas parentelas.

Políticos obsesos
con robar sus dineros a las gentes
tienen amigos presos
y son hechos corrientes
que se carteen con los delincuentes.

Mas siempre el resultado
de esa canalla y vil trapacería
acaba en un juzgado
y ha de estallar un día
como una bomba de relojería.

Por ello es saludable
alejarse mil leguas de ese infierno,
mostrarse irresponsable,
ser alguien subalterno
sin ningún mando o parte en el gobierno;

morar en la campiña,
dedicarse a la cría de la vaca
y con zumos de piña
curarse la resaca,
descansando tumbado en una hamaca;

mantener el mutismo,
vivir, ignoto, en nuestro caserío
y que nos dé lo mismo
que en palacio haya lío,
y del gobierno no decir ni pío.


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