Géneros literarios de mi invención

 


           Por el mero hecho de vivir, nos aprovechamos de una inmensa cantidad de cosas que han inventado otros (palabras, sacacorchos, teorías filosóficas, recetas de cocina, posturas sexuales y un largo etcétera). Por eso, tenemos el deber moral de corresponder en especie a la Humanidad. No se puede pasar por el mundo sin dejar algo propio. No se puede ser tan mezquino y limitarse a usar las cosas de los demás.

          (Y no hay que olvidar que un poco de fama no es de despreciar.)

          Por ello, yo he decidido dotar a la literatura de algunos géneros nuevos, para que se me recuerde con cariño cuando me vaya con la mayoría.

          Otros escritores lo han hecho antes, con mayor o menor éxito. Unamuno popularizó sus nivolas, Manuel Machado se sacó de la manga los sonites, Valle-Inclán creó los esperpentos, Nicanor Parra contribuyó con sus antipoemas, Ramón nos legó sus greguerías, Campoamor engendró las doloras y Ruiz Zafón inventó los bodrios (bueno, no los inventó él, pero los escribió con frecuencia).

          Yo, modestamente, no me he limitado a crear un nuevo género, sino varios, que paso a enumerarles.

 

Cinematorripios

          Se trata de críticas cinematográficas escritas en verso, concretamente en forma de romances octosílabos. De buenas a primeras, esto parece de una estupidez que espanta, pero no me pueden negar que es algo nunca visto. Llevo varios años haciéndolos y publicándolos y hasta ahora no me han salido imitadores, así es que sigo teniendo la exclusiva y el monopolio.

 

Biografeas

          El género biográfico siempre se ha caracterizado por elogiar ditirámbicamente al biografiado si estaba muerto o a hacerle servilmente la pelota si estaba vivo. Esto sucedía por dos razones: o bien porque el escritor elegía hacer la biografía de alguien que ya le caía simpático de antemano o porque el biografiado vivo le hacía el encargo de escribir cosas maravillosas sobre su persona, previo pago.

          Yo le he dado la vuelta a la tortilla con la invención de mis biografeas, que consisten en poner verde / de vuelta y media / como chupa de dómine / al sujeto, actividad que es una de las más fáciles de hacer y de las que más gustan al lector, pues a todo el mundo le gusta lo indecible hablar mal de los demás.

 

Titulólogos

          Esta variedad narrativa consiste en crear una historia cualquiera utilizando básicamente títulos (de películas, de obras literarias) que el lector pueda conocer. Cuantos más títulos por metro cuadrado (párrafo cuadrado, más bien) se consigan insertar, mayor calidad se supone que tendrá la pieza. (Este género sí que me lo han empezado a plagiar por esas redes de Dios).

 

Tramixturas

          Como la misma palabra lo dice, se trata de una mezcla de tramas ya existentes. Con fragmentos de argumentos sacados de acá y acullá y empleados como si fueran las piezas de un puzzle, se construye un pastiche coherente y lleno de intertextualidad hasta los bordes.

 

Filtrumentos

          Aquí mi aportación consiste en pasar los argumentos más famosos de la literatura por unos filtros prefijados. ¿Que no me he explicado bien? Bueno: lo intento de nuevo.

          Se toman los que yo llamo «filtros literarios» y se modifican las historias. Pondré un ejemplo. Con el filtro de la duplicación se puede reescribir la historia de Caperucita Roja. En la nueva versión hay dos Caperucitas (pueden ser hermanas, aunque no necesariamente) y el lobo se confunde. O puede haber dos abuelitas, o dos lobos, con todo el lío que esto supone.

          Otros filtros pueden ser la inversión (el lobo es bueno pero Caperucita lo quiere cazar para hacerse con su piel un abrigo para el invierno), el peligro (un elemento perturbador ajeno a la historia; por ejemplo: la peste bubónica en el bosque), el simbolismo (las cosas no son lo que parecen, porque el bosque no es real, sino un concepto freudiano cuyo intríngulis tenemos que desentrañar), la sexualización (Caperucita es, en realidad, un tío al que le gusta mucho disfrazarse y el lobo flipa), la temporalización (Caperucita lleva cincuenta años yendo al bosque, para poner flores en la tumba de su abuela), la fusión (Caperucita se encuentra a los siete enanitos y a Blancanieves, que se pone celosa porque Caperucita es más joven que ella y está bastante más buena).

etc.

 

Neologicidades

          Se trata de artículos o cuentos en prosa elaborados con cultismos inventados ad hoc, principalmente mediante las desinencias con las que se forman las palabras castellanas, pero todas fuera de su sitio.

          Quedará más claro con un ejemplo:

 

¿Quiénes son los Buendía?

          ¡A ver si legimos más, señorinos? ¡Vaya preguntamiento más reveladero de la incultez reinosa!

Los Buendía son un ente familiar estirpino a quienes incumbe la efectuidad de la protagonizamiento de la historiación de La siglada soledosa, de Gabriel García Márquez, autor receptáculo del galardonamiento Premio Nobílico Literaturoso de 1982. El clan es residiente de la aldea mitosa de Macondo, un alejadino poblamiento en la costa caribeana colombiosa que parece afuerar del tiempismo convencionista.

          Para creacionar de este lugar fictoso el autorante es afirmante de estar inspiradino en su poblamiento natalense de Aracataca, caballeando entre la Ciénaga Grandina y la Serra Nevuda de Santamartense, mitando una selvada cuasi inadentrable a la que las cartadas y las telegramías sólo hacen arribamiento tardíamente y de donde es inefectuable el salimiento. Macondo, antes del violosa irrupcionismo de la temporez historina, era un especiamiento de paraísamiento donde lo mundino, estaba recienado y los objetinos se hallaban carenciosos todavía de nomenclaturez.

         

 

Monopalabrismos

          Son historias la mar de escuetas, en las que todas las frases no son sino un único sustantivo. De su yuxtaposición tiene que entenderse la trama.

          Vean un ejemplo de un artículo en el que se describe la manera en la que Camilo José Cela hizo su segundo viaje a la Alcarria, para inspirarse antes de escribir el libro.

 

Cela. Brihuega. Secretario. Ayuntamiento. Carta. Respuesta. Confirmación. Expectación. Autopista. Rolls Royce. Alfombra. Alcalde. Saludo. Foto. Llave. Festejo. Jota. Vino. Cochinillo. Brindis. Discurso. Parador. Hetaira. Sueño. Orinal. Café. Tocino. Regreso. Noticia. Negro. Folleto. Redacción. Mensajero. Editorial. Peloteo. Imprenta. Promoción. Inercia. Venta. Millones. Cochinillo. Hetaira. Cela.

 

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          Si veo que con estas valiosísimas aportaciones a la cultura literaria no consigo la fama y el reconocimiento que merezco, tendré entonces que pasar al plan B: convertirme en un asesino en serie e ir dejando pistas para que acaben por trincarme y juzgarme, que es algo que no falla.

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