Perder la "pe"





          Esto no va de aféresis culta, sino de burricie vulgar y corriente.
          Reconozcámoslo: todo escritor hispano que se precie debería dedicar una parte importante de su producción escrita a meterse con la Academia de la Lengua. Es tradición antigua y documentada que debe perdurar.
          Yo, para que no se dude de que pertenezco a la crema literaria de este país, lo hago también de vez en cuando. Como, por ejemplo, hoy.
          El caso —triste— es que, cuando se habla mal de la Academia, siempre se suele tener razón.
          Despotricaré, pues, aquí, sobre una de las meteduras de pata más notorias de la docta institución desde el día en que a Felipe V le entró la manía de pelar guisantes a todas horas.
          Me refiero a la eliminación de la «pe» inicial en el grupo consonántico «ps».
          (Ya sé que esto no es nuevo. Julián Marías se quejó en su día; pero, como no le hicieron ningún caso, yo me quiero quejar también.)
          Quisiera pensar que fueron los becarios que trabajan allí y no los académicos de número los que convirtieron, por ejemplo, la psicología en sicología. Pero no; esta vez no fueron los jóvenes incultos, sino los viejos decrépitos.
          Usando el ejemplo antes mencionado, recordemos que ‘psicología’ es el estudio de la mente. Proviene de la raíz griega ‘psychée, «alma», «espíritu». Pero, ¡oh, dolor!, ‘sico —que es lo que nos queda al eliminar la ‘pe’— es otra raíz griega también: ‘sykon, que significa «higo». ‘Sicología’ no es sino el estudio de los higos.
          Contra esto me rebelo. No podemos perder nuestras ‘pes’ iniciales. No son dignas las personas o cosas que pierden sus ‘pes’ sin importarles mucho. Si lo hicieran todos, algunos serían ofesores, otros serían anaderos o eriodistas y algunas serían utas. Los «sicólogos» perdido su ‘pe’ y su orgullo y se han convertido así en esclavos de lo políticamente correcto, del Discurso de los Valores Dominantes, en instrumentos dóciles del poder (que viene a ser lo mismo que oder).
          Ahora bien, la razón de esta tonta supresión es —arguye la Academia— facilitarle la vida al personal.
          Es decir, que, según ellos, todas las generaciones de hispanohablantes anteriores a la nuestra sí podían pronunciar el sonido ‘ps’; pero la nuestra es más tonta, es una generación de grullos, de animales de bellota que no pueden pronunciarlo. Por ello se debe suprimir.
          He aquí otros casos semejantes derivados de tamaña memez:
          Sicoanálisis: Estudio del higo según las directrices de S. Freud.
Sicofísica: Ciencia que trata de las relaciones entre el higo y la materia.
Sicología: Parte de la filosofía que trata del higo, sus facultades y operaciones
Sicologismo: Teoría que afirma que el higo es la base de todas las ciencias.
Sicometría: Medida de la actividad de los higos.
Sicomotor: Que determina movimiento en el higo.
Sicosomático: Que tiene síntomas objetivos ocasionados por el higo.
Sicotecnia: Parte de la psicología experimental que se propone deducir el estudio del higo de un sujeto determinado lo que es más conveniente para el futuro del mismo. También intenta formular deducciones de carácter social a partir del higo.
Sicoterapia: Cura de las enfermedades mediante el consumo de higos.
Sicópata: El que padece enfermedades del higo.

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